Voiles, el segundo de los Preludios para piano de Claude Debussy fue la obra que me tocó analizar in situ, en uno de los exámenes de Análisis Musical I que cursé en Bellas Artes de la UNLP.
La obra, como se sabe, es un ejemplo paradigmático del uso de escalas exóticas, en el contexto del fin de la tonalidad a comienzos del siglo XX. Debussy utiliza una escala Hexatónica que se ve articulada formalmente por una breve "modulación" a otra escala, una pentatónica. Mucho se escribió sobre el asunto.
A mi lo que me sorprendió en ese examen fue encontrar un compás que introducía una anomalía, una especie de error a la regla escalística autoimpuesta, el cromatismo:
Este cromatismo, que obviamente no está previsto ni en la hexatónica ni en la pentatónica, suena solo ahí, en este compás, justo antes del cierre de una sección que lleva a la última frase antes del cambio de escala ya mencionado. A Mariano Etkin, titular de la materia y Erik Oña, su ayudante, este tipo de acontecimientos únicos, dentro de una obra, les fascinaban y eso ayudó a una buena calificación. Y también al interés por este tipo de "exepcionalidades": está claro que la obra funcionaría sin ese compás igual, no hacía falta ese acontecimiento, pero ahí está, como la crítica a la estructura de la obra, desde adentro.
La obra, como se sabe, es un ejemplo paradigmático del uso de escalas exóticas, en el contexto del fin de la tonalidad a comienzos del siglo XX. Debussy utiliza una escala Hexatónica que se ve articulada formalmente por una breve "modulación" a otra escala, una pentatónica. Mucho se escribió sobre el asunto.
A mi lo que me sorprendió en ese examen fue encontrar un compás que introducía una anomalía, una especie de error a la regla escalística autoimpuesta, el cromatismo:
Este cromatismo, que obviamente no está previsto ni en la hexatónica ni en la pentatónica, suena solo ahí, en este compás, justo antes del cierre de una sección que lleva a la última frase antes del cambio de escala ya mencionado. A Mariano Etkin, titular de la materia y Erik Oña, su ayudante, este tipo de acontecimientos únicos, dentro de una obra, les fascinaban y eso ayudó a una buena calificación. Y también al interés por este tipo de "exepcionalidades": está claro que la obra funcionaría sin ese compás igual, no hacía falta ese acontecimiento, pero ahí está, como la crítica a la estructura de la obra, desde adentro.
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