Música, universo en expansión

La música es el denominador común a la hora componer, tocar, dar clases, investigar y hasta escribir en general. Música, entendida para mi, como un universo en permanente expansión.

domingo, 28 de febrero de 2010

Discoteca personal 1. Ginastera

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En sus clases, Mariano Etkin, que fue becario del CLAEM en el Di Tella, solía repetir que en aquellos tiempos Alberto Ginastera, más que un compositor, parecia un banquero suizo.
El aspecto de Ginastera, supongo, producía entonces y aún hoy, un contraste elocuente con la gente que produce las musicas de las que él se había inspirado durante dos décadas.
Ahora que vengo de observar cómo se celebra el Carnaval en el Norte argentino (como turista, pero al menos, en vivo y en directo), no puedo menos que sentir esa tensión entre la imagen de las caras entalcadas de todos los que asistimos al desentierro del diablito de "Los Capri" de Tilcara y a ese hombre de traje y corbata "inspirado" en esa cultura musical.

Hay mucho de impostura en la obra de Ginastera. Paz lo calificó de oportunista por su tardía adscripción a las experiencias del serialismo y otros experimentos de vanguardia. En términos políticos, siempre fue un conservador, un artista mimado por el establishment nacional, que dictó clases en la Escuela del ejército, hizo buenas migas con la iglesia y los EE. UU.


Dicho todo esto, hay obras de Ginastera que me siguen gustando igual, digamos, a pesar de su figura y lo que representó. El tipo era un buen músico, por eso Paz le apuntó los cañones a él. Probablemente fue el mejor representante, aunqe tardío, de la corriente nacioanlista en nuestro país.
La asociación entre un autor y su obra no es un tema nuevo. Intuyo, de todos modos, que este tópico es más fuerte cuando hay contacto directo con los personajes en cuestión.
La distancia histórica aleja a las personas de sus obras, que empiezan a vivir su propia historia. Por dar dos ejemplos de personalidades "conflictivas": Wagner y Piazzolla.

Mi solución en este caso fue poner las obras de Ginastera en la batea de la música popular instrumental, de proyección folklórica. Me gusta imaginarme una versión de su Sonata Nº 1 tocada, por ejemplo por Gismonti o Chick Corea. Esto para "horror" de ciertos personajes de la música "culta" a los que les pareció un sacrilegio la idea.

Ahí están los malentendidos: esta obra tocada por gente que no conoce el folklore argentino suena como copia berreta de Bartok. En you tube hay un par de decenas de ejemplos con niños y adolescentes del planeta aporreando el piano con su comienzo espectacular. Acá encontre una versión potable del primer movimiento de esta Sonata.





Otro buen ejemplo, es este video, del IV movimiento. Por la toma, se puede apreciar la escritura pianística con toda claridad. Como dice el pianista, está en proceso de estudio. Eso, curiosamente, refuerza un modo de tocar que se aproxima a lo popular.







Me quedan un par de obras más de Ginastera para compartir, en otra entrada.

Discoteca personal de música "culta" argentina. Introducción

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A fin de año pasado, Pablo Gianera me preguntó si existe o existió alguna vez una "música argentina" en el campo de lo que llamamos, para entendernos rápido, la composición "contemporánea" o "culta". La pregunta, claro, no tenia nada de ingenua. En un post anterior está mi respuesta -positiva- sobre el particular.

En ese momento me acordé de una producción que hice en 1997, cuando trabajaba en el diario La Nación, intentando dar con un "canon" musical argentino. La encuesta puso en la cima a Ginastera y Paz.

También recuerdo de ese artículo la aseveración de Omar Corrado de que, si se hubiera dado la opción de incluir referentes extranjeros, los nacionales no hubieran casi figurado. Esto se debía, según Corrado, a la falta de circulación interpares e intergeneracional de la producción local.

Corrado, en un artículo sobre la construcción de los canones, menciona una encuesta de la revista Clásica del año 2000 en la que, salvo Kagel, los argentinos no son mencionados por encuestados (todos argentinos del "campo") en un podio hipotético del pasado siglo XX.

No me parece que esto se haya modificado radicalmente. Pero la irrupción de internet ha permitido, claramente, al menos comenzar a salvar esta incomunicación.

Mientras pensaba en el asunto, me di cuenta de que si bien yo también he caído en esa especie de lógica de la subestimación de lo propio, sin embargo, tengo una "discoteca" o antología de música argentina que, desde hace un par de décadas me acompañan, por razones diversas.

Hablo de subestimación porque hay unas cuantas obras que me gustan tanto como la de autores del primer mundo.

En próximos posts voy a ir subiendo links para escuchar estas músicas que surgen de cuestiones absolutamente personales, sin pretensiones ni de ecumenismo ni "objetividad". También, la idea es pensar en voz alta porqué estas obras me importan. O me gustan, incluso más allá de que no me simpaticen sus autores.

sábado, 27 de febrero de 2010

Anticipación

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Alguna vez, Mauricio Kagel comparó al artista de vanguardia con las veletas: "giran antes de que cambie el viento, aunque luego no pueden decidir su dirección".

Algo de esto encuentro en la decisión de Emilio García Wehbi de iniciar la versión operística de "El Matadero" (de Echeverría) en dupla con Marcelo Delgado, estrenada el año pasado en el Rojas con una cita externa al texto original.

"Viva el cáncer", decía el personaje del Señorito, encarnado por Pablo Travaglino. Pareció para algunos una enormidad, pero la semana que pasó Eduardo Aliverti recordó la misma frase en una editorial de su programa que reflexionaba sobre el clima de irritación y odio políticos de las actuales clases altas, que derramó sobre sectores de la media también.

Pensar y hacer

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Hace un año me autoimpuse ejercitar el músculo de la escritura reflexiva sobre lo musical en un sentido amplio con la mayor frecuencia posible. Este verano que termina se me hizo cuesta arriba porque en enero estuve atareado y en febrero, de vacaciones totales, con un viaje que me debía hace mucho, conocer la Quebrada de Humahuaca, en tiempos de carnaval.
Antes de marzo me suele atacar el virus de los "pudores y otros recatos": para qué escribir, quién soy yo para decir algo, etc. Pero encontré el modo de sortearlo, tengo unos cuantos borradores que en estos días pasaran al estadio de publicación, con la esperanza de seguir ampliando las voces para discutir sobre lo que nos apasiona.
Chan, Chan!