Zeitgeist es una bella palabra/concepto acuñada por los románticos alemanes, que ha trascendido la frontera de la lengua germana por derecho propio. Por lo información que estoy recabando es aplicable al fenómeno de recuperación de la figura de Kagel en la Argentina.
Diferentes actores del campo de la música, pertenecientes a diferentes generaciones y con intereses estéticos diversos, convergieron en la necesidad de provocar su regreso, primero simbólico y finalmente físico, entre 1990 y 2006.
Ya hemos mencionado la importancia de los artículos publicados por la Revista Lulú en 1991 y 1992 y la edición del sello Auvidis, de 1997 (el 1 a 1 ayudó, claramente, a que esa colección haya llegado a la argentina. Fue importada por Zival's). Sobre esta base, me impresiona ir comprobando una especie de denominador común en el efecto que fue produciendo en muchos de nosotros, más o menos al mismo tiempo. Primero, la sorpresa, luego la fascinación y luego salir en busca de más, discos, partituras, textos.
Así le pasó a Federico Monjeau, que consiguió el teléfono de su casa (en tiempos en que no existía internet) y lo invitó a participar del comité editorial de Lulú. Kagel declinó la oferta, tal vez cohibido por la distancia, pero en cambio le mandó los artículos que serían publicados luego.
PS: sí, el hipervínculo lleva a wikipedia. Honestamente, me pareció que el artículo es claro y simple. No me asusta wikipedia, en la medida en que uno no se pasee por ella sin prestar la debida atención-prevención del caso.
Diferentes actores del campo de la música, pertenecientes a diferentes generaciones y con intereses estéticos diversos, convergieron en la necesidad de provocar su regreso, primero simbólico y finalmente físico, entre 1990 y 2006.
Ya hemos mencionado la importancia de los artículos publicados por la Revista Lulú en 1991 y 1992 y la edición del sello Auvidis, de 1997 (el 1 a 1 ayudó, claramente, a que esa colección haya llegado a la argentina. Fue importada por Zival's). Sobre esta base, me impresiona ir comprobando una especie de denominador común en el efecto que fue produciendo en muchos de nosotros, más o menos al mismo tiempo. Primero, la sorpresa, luego la fascinación y luego salir en busca de más, discos, partituras, textos.
Así le pasó a Federico Monjeau, que consiguió el teléfono de su casa (en tiempos en que no existía internet) y lo invitó a participar del comité editorial de Lulú. Kagel declinó la oferta, tal vez cohibido por la distancia, pero en cambio le mandó los artículos que serían publicados luego.
PS: sí, el hipervínculo lleva a wikipedia. Honestamente, me pareció que el artículo es claro y simple. No me asusta wikipedia, en la medida en que uno no se pasee por ella sin prestar la debida atención-prevención del caso.
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