El jueves 26, Gandini estrena su Sonata Nº 8. La serie de sonatas es un proyecto que ya podríamos decir que se inscribirá en la etapa "tardía" de nuestro gran compositor nacional. Ponerlo así, produce algo de melancolía, tono que por cierto campea en las que al menos pude escuchar yo: por decir algo a vuelo de pájaro, me resuenan como constantes la preferencia por los tempi lentos y el uso intensivo del pedal de sustain, empastando acordes y líneas morosas.
El estreno se da en el marco de la presentación de un libro sobre su obra,"Música ficción", escrito por su colega y compañera académica en la UCA, Marta Lambertini.
En la mesa estarán Pablo Gianera y Ricardo Piglia, escritor con quien, gracias a su afinidad estética, hizo historia en los 90 con la ópera "La ciudad Ausente".
Hay momentos en los que un artista "hace la historia" produce con sus obras, su acción en en el medio, su protagonismo, "hechos", marca caminos.
En otros, pareciera ser que el autor ya se desentiende de la vorágine del campo y el vórtice del tiempo y escribe "para la historia".
Se me viene a la cabeza Beethoven y si semejante nombre puede parecer una desmesura, no lo es respecto a la sensación que me produce el momento de Gandini en la música argentina de hoy: está escribiendo para la historia.
Aporta a esta idea el vehículo que ha elegido, la Sonata, tan cargada de tradición y prestigio, de hegemonia hoy un tanto cascoteada. En este sentido me gusta la idea de pensar que Gandini lo hace casi como una reivindicación de la música absoluta después del fin de ese "Relato".
Como con el Beethoven tardío, no es que su música no provoque interés; sino que él, simplemente, ya no ocupa el centro de la escena como lo hizo desde que fue docente y promotor de los Festivales del Di Tella en los 60, los conciertos del Jockey Club en los 70, las clases y conciertos en la Fundación San Telmo en los 80. Y,sobre todo, durante los 12 años al frente del Centro de Experimentación en Opera y Ballet, como lo bautizó Sergio Renán en 1989 y luego trocó en CETC, para incluir el nómbre del teatro que lo albergaba.
De "La casa sin sosiego" a "Ciudad ausente" y "Liederkreis" su modo de pensar la música como un gran "museo sonoro", fiesta del intertexto, fue tan influyente que hasta tematizó seminarios en el Camping Musical Bariloche y de espectáculos varios del CETC.
La celebración incluye la del premio Tomás Luis de Victoria, que le dieron el año pasado.
Allí estaremos.
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