El sábado pasado fui a escuchar el Capítulo V de Raras partituras en la Biblioteca Nacional. Leo Masliah fue el invitado a interpretar las canciones del artista plástico Jorge de La Vega, incluida la célebre canción del gusanito, que resurgieron a partir del proyecto de re-inventario de partituras que posee la Biblioteca El uruguayo vino con dos compatriotas, el flautista Pablo Somma y la chelista Lucia Gatti. Chelista y cantante, como anunciaba el programa de mano.
Las sutilezas armónicas y contrapuntísticas ideadas por Masliah fueron abordadas en simultáneo por Lucía.
Tocar y cantar, nada nuevo bajo el sol, pero si algo infrecuente entre los chelistas, al punto tal de que me sorprendió.
Las sutilezas armónicas y contrapuntísticas ideadas por Masliah fueron abordadas en simultáneo por Lucía.
Tocar y cantar, nada nuevo bajo el sol, pero si algo infrecuente entre los chelistas, al punto tal de que me sorprendió.
No me parece sorprendente que cante una cellista. Se ha visto, incluso, hacerlo a cantantes.
ResponderEliminarLo que si sería verdaderamente sorprendente es ver a un cantante tocando el chelo. Lo más usual que saben tocar es el timbre.
ResponderEliminarqué mala onda...
ResponderEliminarLos chistes de músicos son así... Retomo el espíritu de mi post: tocar y cantar fue un acto que se escindió en la música "clásica". Por eso la sorpresa. No casualmente, en "Exótica", Mauricio Kagel les pide a músicos clásicos que toquen instrumentos de percusión que desconocen y, a la vez, canten. Obra de 1972, si mal no recuerdo.
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