Los "12 Preludios americanos" se me figuran hoy como un buen ejemplo de la combinación entre composición musical y diplomacia política propias de Ginastera. Muchas de las piezas están dedicadas a compositores argentinos y americanos, cercanos a su estética y a sus ideas de los 40 sobre los carriles por donde orientar la composición por estos lares (por eso está Copland). De todos modos, hay piezas del álbum que son atractivas per se, y que me he dedicado a aporrearlas personalmente en el piano de casa. Me gusta particularmente, la número 10, escrita como un moroso juego politonal. Aquí, una bella versión de Alberto Portugheis
Lahti
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I am in Lahti, Finland, to give a talk at the Lahti Symphony's Sibelius
Festival. I've been wanting to visit since I encountered Osmo Vänskä's
revelatory B...
Hace 1 año
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