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Aquí abajo, notas del programa del concierto aniversario:
Los sikus (Prov. Larecaja y Omasuyos) representan a los ancestros más profundos de esta urbe y constituyen voz insoslayable de antiguas pulsiones aimaras. Son también una constante presencia de lo rural en lo urbano, en una ciudad que es metrópolis atravesada de campo y campo atravesado de metrópolis. Hacemos argumento del espacio ajeno desde donde los tomamos ahora, para expresarnos como seres contemporáneos concientes de ese fundamental subconciente cultural.
Estratos (Tato Taborda) es el sonido de la geología donde La Paz se asienta. Expresa las texturas de la montaña, sus colores, sus sombras radicales, sus capas ocres, una sobre otra, una al lado de las otras; y también la transparencia de la atmósfera en la levedad de su aire. La obra nos acerca auditivamente a la materia planetaria de la que está hecha esta urbe. Y por otra parte, testimonia las interrelaciones que la OEIN ha desarrollado con creadores de otros
orígenes.
La ciudad (Cergio Prudencio) es el retrato de La Paz como tiempo y espacio a la misma
vez; como pacha, en definitiva. Viene de las imágenes que Blanca Wiethüchter leyó en los gestos de la ciudad; en su figura, en sus calles, en su historia, en sus impulsos sociales, en sus habitantes. Pero además, La ciudad es la carta de nacimiento de la OEIN, la obra que detonó un amplio campo de posibilidades expresivas para nuestra música contemporánea. La invocamos ahora, para celebrar aquí, en/con nuestra ciudad-madre-tierra, los 30 años del
alumbramiento."
Cergio Prudencio
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