Ponerle nombre a una obra nunca me pareció una cuestión menor. Incluso en la música más abstracta el título informa y pone en situación sobre la obra, o sobre la idea de obra de su autor, o sobre su autor mismo y hasta sobre una época y lugar particular.
El próximo 28 de enero, con mi grupo Buenos Aires Sonora y la Compañia de danza Estudio Contemporáneo de Diana Theocharidis, fuimos invitados a realizar una performance para la inauguración del Pabellón del Bicentenario Argentino, emplazado por la ciudad de Buenos Aires en Palermo.
En la historia de Buenos Aires Sonora, ponerle un título a una obra fue siempre una cuestión problemática. En retrospectiva, noto que privilegiamos la información lisa y llana de lo que estábamos por hacer, ya que se trataba de situaciones inéditas en nuestro medio. (A la distancia, haber titulado "El puente suena" a la performance de diciembre de 2004 en la que hicimos música con el puente de Calatrava en Puerto Madero resulta poco poético, pero en aquél momento lo sentíamos como necesario. ¡Estábamos sacándole sonidos a la estructura de un puente!).
En la historia de Buenos Aires Sonora, ponerle un título a una obra fue siempre una cuestión problemática. En retrospectiva, noto que privilegiamos la información lisa y llana de lo que estábamos por hacer, ya que se trataba de situaciones inéditas en nuestro medio. (A la distancia, haber titulado "El puente suena" a la performance de diciembre de 2004 en la que hicimos música con el puente de Calatrava en Puerto Madero resulta poco poético, pero en aquél momento lo sentíamos como necesario. ¡Estábamos sacándole sonidos a la estructura de un puente!).
En el caso de nuestro inminente estreno, la elección del título también puso en primer plano la discusión sobre el sentido político inevitable que dispara la idea del bicentenario.
Finalmente, producto de un debate entre todos los integrantes e invitados acordamos bautizar a la performance "Oí(r) el ruido".
Para arribar al título hubo un intercambio por e-mail intenso, a lo largo de varios días, sobre los sentidos que disparaban cada una de las propuestas.
Para arribar al título hubo un intercambio por e-mail intenso, a lo largo de varios días, sobre los sentidos que disparaban cada una de las propuestas.
El debate nos pareció interesanto como para subirlo al blog de Buenos Aires Sonora.
Destacados, lúcidos y decisivos fueron los aportes, desde Nueva York, de Ernesto Semán, autor del Guión de "Mayo Los sonidos de la plaza" y de un proyecto a futuro llamado por ahora "Casa Tomada".
Link: blog del grupo Buenos Aires Sonora
Hay que tener cuidado con los títulos "poéticos", suelen ser patéticos. Un ejemplo "Que colma tu aire y vuela" de Franciosi: lamentable. Y la obra no es mala.
ResponderEliminarBueno bueno, "lamentable" es un poco... fuerte. En mi humilde opinión, el nombre de una obra a veces es la única puerta de entrada a su idea motríz mas abstracta. Quizás sea el único momento programático dentro de un estilo que pocas veces se permite serlo. Creo también en una relación cuasi semiótica entre la obra y el nombre. Muchas veces se titula luego de componer, pero me pregunto, no se toman más y mejores decisiones cuando el nombre es el disparador?...Ah
ResponderEliminarP.D.: yo fuí el ANÓNIMO anterior, hoy me levanté valiente.