Hasta la llegada de la "era de la reproductibilidad técnica" (Benjamin dixit) lo habitual en la recepción de la música eran las primeras audiciones. Más que volver a escuchar una y otra vez lo mismo, el público de conciertos estaba acostumbrado a enfrentarse con estrenos varios en una misma "velada". No había música del pasado, al menos hasta el redescubrimiento de Bach por parte de los románticos alemanes.
Creo que no es que la posibilidad del almacenamiento y repetición de la obra de arte musical haya modificado por sí misma esta situación. Hay que recordar que más o menos coincide temporalmente con la ruptura del sistema tonal. Si la gente asistía a escuchar las nuevas obras de Haendel, Mozart, Haydn, Beethoven, Wagner o Verdi no se debía necesariamente a una mayor curiosidad de los espectadores de aquella época, sino a una razón más simple. Se trata de creaciones que se desarrollan sobre un terreno y unas reglas de juego por todos conocida. Como ocurrer con géneros de la música popular bien delimitados, la tensión entre la "norma" o la "esencia" y sus críticas y hasta rupturas se producen en tanto se está al tanto de las mismas.
La diversidad estética del siglo XX que se continúa al presente habla de libertad artística. Pero al precio que cada obra debe, a la vez que se presenta en el tiempo, dar cuenta de las condiciones y lógicas sobre las que está basada.
Este esfuerzo doble va en contra de la lógica capitalista del consumo de la obra de arte como mercancía. Está lógica propugna que el espectador "consuma" el objeto artístico lo más rápidamente para estar listo para reiniciar el ciclo. La impaciente y obsesiva reiteración de los nuevos temas pop por las radios son el más claro ejemplo de ello: parece inimaginable que el público llegue al teatro sin haberse aprendido de memoria melodía y letra de la "nueva música" difundida.
Dicho esto, me puse a recordar aquellas "primeras audiciones" que vengo acumulando como oyente desde chico. Y, es cierto, que aquellas que se me han grabado a fuego en mi memoria son pocas. Es cierto que no se trata tan solo de la obra sino de sus circunstancias performáticas: cómo sonaron en un determinado ámbito, quién las tocó, que información contextual tenía al momento de escucharlas, etc.
Acaban de terminar en la UNQ las II Jornadas del Programa Teatro Acústico, del que formo parte como director del proyecto Espacio y forma musical.
El tema de las jornadas fue la correlación entre y espacio y música. Hay una obra "canónica" de la música electroacústica que se vincula directamente con el tema que estoy tratando. Se trata de Turenas de John Chowning. A la distancia esta obra pionera, notable por el tratamiento espacial de las fuentes sonoras emitidas en cuadrafonía me suena bastante naif. Sin embargo tengo bien presente la primera vez que la escuché. Tenía 14 o 15 años y fue en el primer concierto de obras electroacústicas que escuché en vivo en mi vida, en el Auditorio "El Aleph" del Centro Cultural Recoleta. En la función organizada por la gente del LIPM hubo varias obras, la última de las cuales era Turenas que fue la única que utilizó cuadrafonía. Como ya sabía que el punto de audición ideal para este tipo de obras era justo en el centro, me senté en el pasillo del medio en el lugar ideal. Cada vez que pienso en Turenas me acuerdo de la sorpresa y la fascinación que me causaron esas cristalinos puntos agudos dándome vueltas alrededor, mientras una masa de sonido grave avanzaba desde el frente estéreo al posterior. Como dije antes los timbres de esta obra no han envejecido muy bien que digamos. Pero fue por esa obra que volví al Recoleta a la semana siguiente, y a la otra.
Lahti
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I am in Lahti, Finland, to give a talk at the Lahti Symphony's Sibelius
Festival. I've been wanting to visit since I encountered Osmo Vänskä's
revelatory B...
Hace 1 año
no conocia tu blog
ResponderEliminarme gusto mucho
no entiendo en que momento podes ecribir, pero segui haciendolo que ayuda
saludo
Manu: Gracias. Yo tampoco se cuando escribo! Pero es un ejercicio mental que realizo desde hace mucho tiempo y me obligo a seguir haciéndolo.
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